domingo, 18 de mayo de 2014

Saliendo del clóset por la Unión Civil

Foto: Internet / Unión Civil


Domingo.

Un domingo como cualquiera. Aburrido, tranquilo, escuchando el cantar de los pajaritos, el vaivén de las hojas de los sauces llorones, y el despertar de un congresista cuya foto ha sido republicada en varios medios impresos y en redes sociales. ¿Perdón? (cual sonido de rayón de disco de vinilo).

Al salir a la calle a botar mi basurita como todo buen ciudadano (cargándola hacia el novísimo contenedor de basura subterráneo instalado hace poco por la ilustre gestión de la alcaldía de La Molina), veo en los kioskos varias noticias pegadas: Fonavistas listos a recuperar sus fondos, revelación de los implicados en la muerte de un funcionario público en el norte del país, y en eso: un imponente Carlos Bruce junto a sus dos hijos bajo el titular “Soy gay y estoy orgulloso de serlo”.


Foto: El Comercio
Acabo de recibir dos cachetadoukens en una sola movida, me dije a mi mismo. Llegando a mi humilde laptop, empecé a rebuscar, nadar, a zambullirme en esta red de males, donde inclusive el mismo Bruce (ya que los amigos del Comercio te cobran por leer su edición digital) publica una página de las dos en la que Mariela Balbi le hace la entrevista.

Luego de leer (y a la vez quedarme con las ganas de la segunda parte), empecé a sacar conclusiones (algo que no hago hace mucho tiempo): 
  • Carlos Bruce hace de su orientación pública. Esto significa que oficialmente sale del closet (mediáticamente) y aquellos que ya lo sabían ya no tienen que cargar con este secreto. Un peso menos de encima para los conocidos y alegados.
  • Bruce demuestra a todos (heteros, homos, lesbis, trannys, andróginos): en el Perú todo es posible (si Susy Díaz ha llegado a tener un escaño en el congreso, por qué una persona LGBTI no puede hacerlo) (Y por ende el Perú es más grande que sus problemas).
  • Dicen que [la comunidad LGBTI] somos una minoría. Yo pienso lo contrario. Bruce piensa lo contrario. En nuestra capital, y quizás en todo el país hay miles de personas que aún no se sienten contentos o que no quieran dar a conocer su orientación sexual por temor a ser discriminados. Pero esta ley, y esta “declaratoria” pueden cambiar por completo esa forma de pensar y dar un paso adelante. Somos un huevo de gente… que está ahí escondidita pero estamos ahí.
Hay un tema más preocupante sobre todo este tema de Unión Civil: la oposición de los grupos religiosos y de aquellos que piensan que dos personas del mismo sexo no se ve bien en el mundo. Para muestra un botón: Ecuador, Argentina, Uruguay, Brasil, Venezuela, Bolivia y Colombia tienen leyes donde la comunidad LGBTI ya pueden acceder a tales uniones. Si Paraguay saca su ley, entonces quedaría demostrado que Perú vive aún en la era conservadora (siglo IX y XX), y considerados país homofóbico por excelencia. ¿Por excelencia de quién? De aquellos grupos religiosos, asociaciones civiles que dicen defender a la familia tradicional, a agrupaciones que congregan a la recuperación de la moral y las buenas costumbres, a los cucufatos y uno que otro mente cerrada que no ha visto más allá de las fronteras (o los que nunca ha cruzado el charco). Los que yo SI considero que son una verdadera minoría. 

Foto: Espacio Libre
La religión en sí, sin importar de donde venga o llegue, tiene un común denominador: para muchas religiones el rol de la familia es vital, formada por un hombre y una mujer, a fin de procrear y establecer un vínculo generacional. Yo no estoy en contra de esta definición, pero me opongo a que una religión decida el camino que una sociedad debe llevar. Si bien Dios es una guía (y la guía referencial y espiritual de muchas personas), creo en él para mantener la espiritualidad en equilibrio, saber que la vida tiene mucho que ofrecer y si aún no descubren cuál es el rol en este mundo, lo verán llegar en algún momento.

Algunos piensan que la unión civil no debería darse, que solo es una artimaña de Bruce para ganarse votos para las siguientes elecciones, y que la ley no vale la pena. Yo digo ¡Pobres Ilusos!

Si bien es cierto que las encuestas dicen que la mayoría no está de acuerdo en el proyecto de ley, entonces por qué no preguntaron "en que les afecta si es que sale aprobado el proyecto". 

Con estas opiniones, se deja en claro que la intolerancia es difícil de desterrar. Alguien que no tolera este tipo de cambios (¿Por qué las cosas no siguen su curso como debe ser? – esa es la pregunta de todos). Entonces, ¿por qué no podemos estar al nivel de Ecuador, o de Colombia? O sea, ¿tenemos que seguir viviendo en una sociedad marcada por el odio, por el repudio y miedo? ¿Es la sociedad que quiere que las nuevas generaciones vivan? Cada quien tiene la libertad de expresarse, y sus opiniones son totalmente únicas y válidas, pero no quiere decir que el resto vaya a aprobarlas o no (y por ende cada autor es responsable por las consecuencias de lo que dice o publica). No veo que esta ley no tenga importancia ni siquiera por el millón de firmas que se presentaron hace unas semanas atrás.

Otra reafirmación: se comprobaría fehacientemente la ausencia de estado. Ausencia por qué: al no reconocer las uniones entre personas del mismo sexo como uniones civiles, que deben tener los mismos derechos que una pareja heterosexual. Si el estado ha estado ausente en el resto del país, también es ausente (y a ojos cerrados) para esta comunidad.

De reconocerse la Unión Civil, no solo el país avanza en el tema de derechos humanos: las puertas se abrirían para establecer nuevos acuerdos comerciales, se incentivaría el trabajo, la tolerancia y los derechos hacia la comunidad LGBTI, y más importante: el reconocimiento del Estado hacia esta mal llamada minoría.

Yo no creo que seamos minoría. Yo no creo que seamos menos que la llamada mayoría. El paso de una persona es el comienzo para que muchos empiecen a caminar bajo su sombra.

Me alegro mucho por Carlos Bruce y familia. Gracias por demostrarnos que todos los peruanos somos importantes y que con esfuerzo, lo que uno se propone se puede volver una realidad. 

#unioncivilya

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